Visita a un centro social
Hoy es nuestro segundo día de curso en Bolonia. El día comienza con un plan especial que promete ser emocionante , interesante y motivante: hoy visitaremos un centro social que lleva abierto desde los años 90 y ampliado en una ocasión; donde se recibe a quien lo necesite, los más vulnerable, por ejemplo. Pero antes de esta visita nuestro día se presenta muy completo: en clase dialogamos y elaboramos pensamientos sobre prejuicios, estereotipos, discriminación, etc. Cada uno de los países muestra sus prejuicios vigentes con distintos pueblos. Se trata además de darle sentido con los conceptos de empatía y simpatía para desmontar el círculo que nos lleva a la violencia como acción o reacción a la discriminación. Las ideas y materiales podrían funcionar en clase. Giulia responsable del curso promete enviarnos todos los materiales para que podamos ponerlos en práctica.
Después de comer nos dirigimos al centro donde Fausto el gestor de este espacio nos explica la historia del lugar y nos lleva a conocer a diferentes personas que allí trabajan. Es un lugar donde las diferentes nacionalidades que llegan a Italia sin recursos ni redes humanas acuden para encontrar un espacio para aprender la lengua, organizarse y tener voz política. El lugar es bonito y hace soñar en un mundo mejor, o al menos te embarga algo de esperanza. Pero la verdad es que todo lo que allí hay es incertidumbre y amor.
Mis expectativas con respecto a este lugar eran altas, y creo que nos hubiera gustado participar de otra manera , tal vez una jornada con algo que hacer ... Nos vamos, nos despedimos, y sonreímos. No todos estamos preparados para tratar estas situaciones sin que medie el espíritu de la caridad, el exotismo, el ingenuo compromiso o simplemente la tosca complacencia de quien ve que “estaban contentos porque sonreían “.
El curso sigue y ahora nos toca tour por Bolonia, maravillosa, ruidosa , apetitosa, romàntica, dicotómica o algo esquizoide en sus fachadas y monumentos. Un lugar , el centro histórico, para soñar y vivir como un viajero. Otra cosas son los barrios, como en cualquier ciudad del mundo.
Nos toca comer, cenar, quiero decir, y son las 19.00h. Pizza para todos por cortesía de Camplus. Una bonita reunión de desconocidos que se caen bien y se preguntan por sus vidas y comparten lo que nos une: ser profesores y querer enseñar lo mejor posible.
Después de comer nos dirigimos al centro donde Fausto el gestor de este espacio nos explica la historia del lugar y nos lleva a conocer a diferentes personas que allí trabajan. Es un lugar donde las diferentes nacionalidades que llegan a Italia sin recursos ni redes humanas acuden para encontrar un espacio para aprender la lengua, organizarse y tener voz política. El lugar es bonito y hace soñar en un mundo mejor, o al menos te embarga algo de esperanza. Pero la verdad es que todo lo que allí hay es incertidumbre y amor.
Mis expectativas con respecto a este lugar eran altas, y creo que nos hubiera gustado participar de otra manera , tal vez una jornada con algo que hacer ... Nos vamos, nos despedimos, y sonreímos. No todos estamos preparados para tratar estas situaciones sin que medie el espíritu de la caridad, el exotismo, el ingenuo compromiso o simplemente la tosca complacencia de quien ve que “estaban contentos porque sonreían “.
El curso sigue y ahora nos toca tour por Bolonia, maravillosa, ruidosa , apetitosa, romàntica, dicotómica o algo esquizoide en sus fachadas y monumentos. Un lugar , el centro histórico, para soñar y vivir como un viajero. Otra cosas son los barrios, como en cualquier ciudad del mundo.
Nos toca comer, cenar, quiero decir, y son las 19.00h. Pizza para todos por cortesía de Camplus. Una bonita reunión de desconocidos que se caen bien y se preguntan por sus vidas y comparten lo que nos une: ser profesores y querer enseñar lo mejor posible.
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